La sensibilidad dental es uno de los problemas más comunes entre la población adulta. Se calcula que una de cada cuatro personas entre 25 y 45 años sufre esta sintomatología.
La sensibilidad dental o hipersensibilidad dentinaria es una reacción exagerada ante un estímulo normal de origen térmico, químico o táctil, tales como los cambios de temperatura, la ingesta de alimentos ácidos, que en condiciones normales de los tejidos no deberían causar dolor. El diente es una estructura compuesta por esmalte, dentina y pulpa. Las estructuras dentarias funcionan como un equipo de comunicación constante y directa, por lo tanto, si la superficie del esmalte se desgasta o abrasiona, automáticamente hay comunicación con la dentina y la pulpa a través de los “túbulos dentinarios” (miles de tubos microscópicos) que contienen terminaciones nerviosas y son los responsables de que la sensibilidad se perciba.